El próximo 18 de octubre se canonizará a la Madre María de la Purísima
El 2 de agosto de 1875 cuatro monjas sin
hábito estrenaron convento en un cuarto con derecho a cocina del corral
de vecinosnúmero 13 de la calle San Luis. Su ajuar era muy
pobre: seis sillas, una mesa, un arca como ropero, un crucifijo, una estampa de
la Virgen de los Dolores y cuatro esterillas como cama porque no había dinero
para las tarimas de madera. Las comandaba una joven obrera sevillana, Ángela
Guerrero González, que ideó un calvario de humildad, renuncias
y entrega para estar más cerca de Jesucristo crucificado y
para atender a los pobres, como si fueran el mismo Jesús, viviendo
la pobreza de forma radical. Y tenían el amparo del padre José Torres Padilla,
canónigo, consultor del Concilio Vaticano I, y conocido como el
santero de Sevilla por la calidad de sus dirigidas espirituales, como Sor
Bárbara de Santo Domingo y Madre Sacramento.
Quiso ser monja de clausura
Desde el principio, las Hermanas de la Cruz,
hábito de parda y basta estameña y Evangelio vivo hecho carne, fueron muy
queridas por los sevillanos y por los habitantes de los pueblos donde fueron
abriendo casas. Sor Ángela de la Cruz, el faro de este instituto
que vela a los enfermos, abre colegios y atiende a niñas huérfanas y a
ancianas. La zapatera que quiso ser monja de clausura e hija de la
Caridad, y a la que Dios tenía encomendada otra misión, ve crecer el
Instituto en el que unificó la contemplación y el servicio activo a los
hermanos.
En 1932 falleció Sor Ángela en
loor de santidad, pronunciando las palabras del padre Torres: «No ser no querer
ser, pisotear el yo» y comenzó su largo camino hacia la santidad reconocida por
la Iglesia. La otra, la que siente y vive el pueblo, la tenía desde su muerte y
se fue acrecentando durante los 50 años que pasaron desde su fallecimiento a su Beatificación el
5 de noviembre de 1982 en Sevilla por el Papa Juan Pablo II. Fue canonizada por
el mismo pontífice el 4 de mayo de 2003 en Madrid.
Los hombres desconocemos los tiempos de Dios y no los
podemos comprender. Pero Dios siempre sabe cuándo es el mejor momento. En el
caso de Santa Ángela todo fue lento. Y en el caso de Madre María de la
Purísima, su fiel discípula, la perfecta Hermana de la Cruz,
todo muy rápido, porque va a ser canonizada antes incluso de que se cumplan 17
años de su muerte.
Seis años después de la muerte de la que fuera durante
22 años madre general de las Hermanas de la Cruz, en sólo siete meses de 2004,
se abrió y cerró en la diócesis el proceso de canonización. El 13 de febrero de
2006 se clausuró el proceso diocesano de un milagro atribuido
a su intercesión en la persona de la niña Ana María Rodríguez Casado.
2009 fue un año pleno para el proceso: el 17 de enero fue declarada «venerable»
y el 5 de diciembre los teólogos de la Congregación para las Causas de los
Santos aprobaron el milagro que era la llave de la beatificación,
celebrada el 18 de septiembre de 2010 en el Estadio Olímpico. En noviembre de
2014, la consulta médica de la congregación aprobó el milagro de la
canonización del que es beneficiario un armao de la Centuria Macarena, Francisco
José Carretero Díaz, el «Carre», que en 2012 sufrió una parada cardiorrespiratoria
y estuvo en coma 12 días. El pasado 6 de mayo el Papa aprobó el milagro y a
finales de junio fijó la fecha de la canonización para el 18 de octubre
de este año.
«Fábrica» espiritual
El Instituto de la Cruz,
la «fábrica» espiritual donde se forjan las Hermanas de la Cruz, esas santas
humildes y calladas que reparten el bien con alegría y sin aspavientos, pobres
con los pobres, cumple hoy 140 años. Los frutos son palpables: dos
santas, Santa Ángela y Madre Purísima, y el cofundador, el padre
Torres Padilla, camino de los altares. Como broche de oro de este
aniversario de entrega y amor, la canonización de Madre Purísima, la discípula
fiel y perfecta.
Gloria Gamito
Fuente: ABC de Sevilla
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.