Dentro de los servicios pastorales de la Delegación Diocesana Familia y Vida, el pasado mes de septiembre se implantó en nuestra Archidiócesis el "Proyecto Raquel", como apostolado
diocesano para la curación de las personas con trauma post-aborto. Se trata de una iniciativa surgida en los Estados Unidos, que también el Papa
Francisco acogió en su Archidiócesis de Buenos Aires. A continuación les mostramos la carta pastoral que nuestro Arzobispo don Juan José dedicaba a este proyecto.
Queridos hermanos y hermanas:
El feminismo
radical, alumbrado a principios del siglo XX, y sobre todo a raíz del Mayo
francés de 1968, ha hecho creer a muchos que la promoción de la mujer pasa por
liberarla de su vinculación excesiva a la maternidad.
Quienes así piensan, defienden el aborto, acusan
a la Iglesia de ser enemiga de la libertad de la mujer y de ser un freno en su
proceso de liberación. Estamos ante una falsedad palmaria, pues la Iglesia,
además de defender la vida del no nacido, quiere defender también a las
mujeres, las segundas víctimas del drama del aborto. Efectivamente, el aborto
no sólo es un homicidio, sino que también es una especie de suicidio
moral, que hiere el alma de todos los que están involucrados en él.
El aborto fue despenalizado en España en el año
1985. Una de las mayores incógnitas de estos veintiocho años es saber qué ha
sido del millón doscientas mil mujeres que han abortado. ¿La decisión de
abortar ha sido un camino de liberación y de bienestar psicológico o, por el
contrario, ha producido una herida que no consiguen cicatrizar? ¿El aborto fue
la solución o se ha creado después un problema mayor? Las Administraciones
públicas, estatales o autonómicas, no han reparado en estas cuestiones vitales.
Silencian o simplemente pasan por alto un tema que ciertamente no es menor.
Según estadísticas fiables, más del 90% de los
120.000 abortos realizados en España en 2012, se ampararon en el supuesto de
peligro para la salud psicológica de la madre. Sin embargo, los datos
científicos demuestran que el aborto, en vez de mejorar la salud mental de la
mujer, ocasiona casi siempre gravísimos trastornos psicológicos. Son muchas las
mujeres que buscando su liberación y bienestar psíquico recurriendo al aborto,
realizado éste, experimentan que su felicidad murió junto con su hijo.
Por ello, son de agradecer las conclusiones de la investigadora española Carmen
Gómez Lavín, médico psiquiatra, que desde 1994, casi en solitario, se ha
ocupado de investigar el llamado “síndrome postaborto”. De sus investigaciones
se deduce que el 40% de las mujeres que han abortado ha pensado en suicidarse.
El número de suicidios que se da entre estas mujeres es entre seis y siete
veces mayor que el de las mujeres que dan a luz. El 80% sufre síntomas
depresivos, el 40% sufren trastornos de la sexualidad, el 60%, alteraciones de
la conducta y el 70%, irritabilidad.
Precisamente por ello, la Delegación Diocesana de
Familia y Vida, con el apoyo explícito de un servidor y del señor Obispo
auxiliar, ha creado una pequeña estructura para la sanación y reconciliación de
las mujeres que sienten en su corazón el peso terrible del aborto provocado y
sufren un dolor autodestructivo del que no son capaces de liberarse y para el
que no encuentran redención. Queremos reproducir el llamado “Proyecto
Raquel”, una iniciativa surgida en los Estados Unidos, que también el Papa
Francisco acogió en su Archidiócesis de Buenos Aires. El nombre de este
proyecto está tomado de un pasaje del profeta Jeremías: “Un grito se oye en
Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos, y rehúsa el
consuelo, porque ya no viven” (Jeremías 31, 15).
A las mujeres que han tenido la desgracia de
abortar, eliminando la vida de su propio hijo, con el Papa Juan Pablo II en la
encíclica Evangelium Vitae, les decimos: “No os dejéis vencer por
el desánimo y no abandonéis la esperanza… El Padre de toda misericordia
os espera para ofreceros su perdón y su paz en el sacramento de la
reconciliación”. Con el Papa Benedicto XVI les aseguramos que “la
Iglesia tiene el deber primario de acercarse a estas personas con amor y
delicadeza, con solicitud y atención materna, para anunciarles la cercanía
misericordiosa de Dios en Jesucristo”.
El “Proyecto Raquel” es una apuesta por la
sanación de las profundas heridas de la mujer que ha abortado. Para poder
perdonarse a sí misma por los errores cometidos es necesario que comprenda
primero la verdad y gravedad de lo sucedido y pida perdón a Dios, autor de la
vida, y también al hijo a quien eliminó injustamente, y que desde el seno de
Dios, intercede por la conversión y sanación de sus padres. Se trata de
reconciliarse con la vida, desde la experiencia que supone afrontar lo
que ocurrió, experimentando al mismo tiempo la misericordia infinita de Dios,
mirando la vida de un modo nuevo y poniendo al Señor en el centro de su
corazón.
En el mes de septiembre comenzaba en nuestra
Archidiócesis el “Proyecto Raquel” ofreciendo ayuda espiritual, psicológica y
psiquiátrica si fuera necesario. Puede encontrarse información en www.proyecto-raquel.com. Para recabar
ayuda se puede acudir al siguiente correo: proyectoraquel@archisevilla.org,
o al teléfono 616.88.70.50. Se garantiza las más absoluta confidencialidad.
Concluyo mi carta semanal encomendando al
Señor los frutos de este proyecto y saludando y bendiciendo fraternalmente a
todos.
+ Juan José Asenjo Pelegrina
Arzobispo de Sevilla
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