sábado, 11 de abril de 2020

Sábado Santo. Oración ante el sepulcro de Cristo

En estos días donde muchos países están viviendo el distanciamiento social por la pandemia, es impactante el profundo silencio que hoy reina en el mundo. Un silencio que nos habla también de su fragilidad y de su deterioro por tanta agresión que recibe cotidianamente. Como si esta pandemia le permitiese al mundo respirar por un momento. Un mundo que gime en silencio a causa de tanta violencia sufrida, pidiendo a gritos que nos detengamos, «clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella» (Laudato Sí nº2)


+ En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

ORACIÓN INICIAL
Hoy, Señor, Sábado Santo es el día de la espera y la esperanza. Hoy  contemplamos el cuerpo de Jesús yacente en el sepulcro. Estamos precedidos por la fe de Santa María; Ella nos guía y nos enseña el camino seguro de la esperanza. Concédeme, Señor, la luz del Espíritu para que ilumine mi oración.

ACTO PENITENCIAL
Verte clavado en una cruz, Señor mío, verte morir por amor a mí, me hace experimentar con dolor mi pecado. Me arrepiento y levanto mis ojos a Ti pidiendo confiando en tu misericordia infinita: ¡Ten piedad de mí, Señor, que soy un pecador!

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO
“Por su parte, las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea, observaron el sepulcro y cómo había quedado puesto su cuerpo. A la vuelta, prepararon perfumes y ungüentos. Durante el sábado guardaron reposo, conforme al precepto”. (Lc 23,55-56)

REFLEXIÓN
En este Sábado Santo el silencio de nuestro mundo nos ayuda a entrar en otro silencio. El Hijo de Dios ha muerto y ha sido sepultado. La tierra le ha dado un lugar para que repose en sus entrañas, porque también el cosmos, consciente de su fragilidad, desea recibir la redención del Salvador. Un silencio que hoy nos dice muchas cosas. Nos habla de espera, de preparación, de deseo. Este día nos invita a hacer una pausa antes del Domingo de Resurrección, como el silencio musical en una partitura que espera expectante la nueva melodía que todo transformará. Ojalá que también el silencio que reina estas semanas en nuestras ciudades, sea preparación y anticipo de una nueva melodía que la humanidad quiere interpretar en su relación con un planeta que pide a gritos que lo dejemos respirar.

CONSAGRACIÓN A MARÍA
Gracias, Señor, porque me diste a Santa María como madre espiritual. Hoy es un día en el que me experimento particularmente invitado a acompañarla en la oración, a dejarme educar por su fe y por su esperanza. Ayúdame a preparar mi corazón para celebrar tu gloriosa Resurrección. Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios; no deseches las oraciones que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita! Amén.

Padre Nuestro, un Ave María y Gloria.

+  En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

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