"Una sociedad más pobre, más desigual y más injusta”. Ésta es la constatación de los
servicios de acogida y atención primaria de Cáritas en España, según revelan
los datos del VII Informe del Observatorio de la Realidad Social (ORS),
presentado esta mañana en Madrid por el secretario general de Cáritas,
Sebastián Mora, y el coordinador del Equipo de Estudios, Francisco Lorenzo.
Bajo el
título “De la coyuntura a la estructura. Los efectos permanentes de la crisis”,
el Informe analiza a lo largo de cinco capítulos la acción desarrollada por la
red de acogida y atención primaria de la Confederación Cáritas Española. En su
séptima edición, el informe del ORS registra una multiplicación por 2,7 en el
número de personas atendidas por la misma desde que se inició la crisis
económica, que ha pasado de 370.251 personas en 2007 a 1.015.276 en 2011.
Las
causas principales de este incremento siguen siendo, según se señala en el
informe, el proceso sostenido de destrucción de empleo, que reduce de manera
drástica las posibilidades de ingresos económicos en numerosos hogares, y la
reducción y el agotamiento de las ayudas de protección social.
Las
necesidades básicas más demandadas
Entre
las necesidades básicas más demandadas, el mayor incremento registrado se
refiere a las ayudas económicas para alimentación, seguidas de ropa/calzado y
vivienda. Por detrás, aparecen otras necesidades, como gastos sanitarios y
asuntos legales. En 2011, se registraron alrededor de 400.000 respuestas de
ayuda económica para alimentación, más de 50.000 para vivienda y 60.000 para
ropa y calzado.
De este
modo, la inversión realizada por las Cáritas diocesanas para la ayuda económica
a las personas y familias se ha duplicado desde 2007, hasta alcanzar cerca 33
millones de euros en ese último año.
Desde 2007, los recursos totales invertidos en atención primaria por la Confederación Cáritas Española ha superado los 112 millones de euros.
El perfil de las personas atendidas
Las
mujeres siguen siendo el rostro más visible de las demandas de ayuda de
emergencia atendidas por Cáritas. Destaca, asimismo, el elevado número de
desempleados que han pasado de ser “recientes” -al inicio de la crisis- a ser
de larga duración. Numerosas parejas jóvenes (de 20 a 40 años de edad) con
hijos se han visto también muy afectadas, así como mujeres solas con familiares
a cargo. Las parejas con hijos suponen el 40% y las familias monoparentales un
18%.
Asimismo, 5 de cada 10 personas acogidas en 2011 son inmigrantes. Un tercio de ellos están en situación de irregularidad, en muchos casos sobrevenida a consecuencia de la crisis. Se estima que Cáritas atiende cada año a 130.000 personas en situación de irregularidad.
En cuanto a los perfiles sociales que más aumentan, el Informe señala que son personas de nacionalidad española y extracomunitarias en irregularidad sobrevenida; en riesgo de perder su vivienda; parejas con hijos y, en menor medida, personas solas y familias monoparentales; jóvenes adultos con una edad de 30 a 44 años; y personas sin ingresos o con Rentas Básicas o Mínimas.
Una nueva estructura social
Junto a
estos datos, el VII Informe del ORS revela situaciones y hechos que hablan de
un cambio social que, más allá de la coyuntura de la crisis, está suponiendo la
consolidación de una nueva estructura social. Para Cáritas, la insuficiencia y
la reducción de la capacidad protectora del sistema público; el deterioro
progresivo de derechos sociales; y el carácter permanente y estructural de las
situaciones de exclusión "están consolidando una sociedad más pobre, más
desigual y más injusta".
En este sentido, el Informe subraya: "Si cuando hubo crecimiento económico (período 1994-2007), no se redujo la pobreza -ni se consolidó la protección social, ni aumentó la proporción de inversión en gasto social del P.I.B.-, es difícil creer que salir de la crisis desde la óptica del crecimiento económico tenga consecuencias relevantes en la reducción de la desigualdad y la pobreza”.
Para sus autores, “la acumulación de desventajas en más de una cuarta parte de la población española conlleva un riesgo de dualización y de falta de cohesión social, que se viene constatando antes del inicio de la crisis”.
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