La fiesta del 15 de
Septiembre hace alusión a los Siete Dolores de la Santísima Virgen, sin
especificar cuáles fueron éstos. Lo del número no tiene importancia y
manifiesta una influencia bíblica, ya que en la Sagrada Escritura es frecuente
el uso del número siete para significar la indeterminación y, con más frecuencia
tal vez, la universalidad.
Según esto, conmemorar los
Siete Dolores de la Virgen equivaldría a celebrar todo el inmenso dolor de la
Madre de Dios a través de su vida terrena. De todos modos, la piedad cristiana
suele referir los dolores de la Virgen a los siete hechos siguientes
1º. La profecía de Simeón
2º. La huida a Egipto
3º. La pérdida de Jesús en
Jerusalén, a los 12 años
4º. El encuentro de María
con su Hijo en la calle de la Amargura
5º. La agonía y la muerte de
Jesús en la cruz
6º. El descendimiento de la
cruz
7º. La sepultura del cuerpo
del Señor y la soledad de la Virgen
Pero donde los Dolores de la
Virgen rebasaron toda medida fue en el drama del Calvario y, especialmente, al
pie de la Cruz. Detengámonos en su contemplación con el alma transida de
compasión amorosa, como hacían los santos.
Antonio Alcalde OFM. Tánger
Iglesia Catedral Católica. Parroquia del Espíritu Santo
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