Abrazado a mi Domingo de Ramos traigo rezos y plegarias, amores y realidades de un barrio lleno de gracia. Abrazado a mi Domingo de Ramos, traigo vida y Esperanza, Amargura y Triunfal Realeza, Amor, Encarnación, y en San Roque, mi apasionada viveza.
Yo volveré a pedirte ayuda en este canto, te gritaré que me des tu perdón y tu arraigo. Y otra vez mi voz se llenará de tu caballería y de tu andar, como Tú sabes hacerlo cada Domingo de Ramos por Arahal. ¡OH mi Cristo! Rey de los niños, quiero que me abraces y no me dejes caer como aquel lirio morado. Déjame, Señor, abrazarme a mi Domingo de Ramos.
Manuel Jesús García Amador
Fotos: Manuel J. García |
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.