A pesar de que
en la actualidad muchas son las preocupaciones que nos rodean, quizás tengamos
olvidadas otras tantas en las que podemos poner mucho de nuestra parte. Si en
ocasiones llegamos a la conclusión de
habernos perdido en un mar de miramientos hacia lo externo, desatendiendo lo
interno, no cabe más que mirarnos frente al espejo y reflexionar, y que mejor
forma de hacerlo, que poniendo como referente a San Roque.
San Roque, fue
un hombre santo, que tenía unos valores carentes para nuestra sociedad, de
humildad y paciencia, que además cumplió
con el mensaje del Evangelio al desprenderse de sus riquezas materiales e
iniciar una vida de peregrinaje ayudando a aquellos que recibían la espalda de
la sociedad en su camino hacia Roma.
Como bien ha
recordado Mons. Julián Barrio, Arzobispo de Santiago de Compostela, hoy podemos
seguir pidiendo ayuda al santo de Montpellier “para vernos liberados de las
pestes que pueden dañar nuestra vida espiritual o material”. Palabras que el mitrado pronunció el pasado
año en la apertura del Año Jubilar de San Roque de la Archidiócesis de Santiago
de Compostela y que ha sido concedido por la Santa Sede con motivo de los cinco
siglos de renovación ininterrumpida de un voto que viene realizando esta ciudad
para ponerse bajo la protección del Santo.
Tomemos como
ejemplo al pueblo compostelano y reavivemos el mismo compromiso espiritual que
Arahal obtuvo con nuestro Sagrado Titular. Sabiendo actualizar nuestras
peticiones y poniendo en práctica su mensaje de vida en nuestro día a día,
ayudando a los afectados por la peste de la pobreza, la inmigración, las
enfermedades, la soledad y las guerras.
Antonio J. Ruiz Fernández
Diputado de
Formación
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.