Mons. Asenjo defiende el derecho inalienable de los
padres a elegir el tipo de educación que desean para sus hijos, y sale
al paso de quienes tratan de reducir la asignatura de Religión a un
plano marginal. Tres de cada cuatro alumnos de la enseñanza pública han
optado por esta asignatura.
El arzobispo de Sevilla ha invitado a los padres católicos de familia a
que matriculen a sus hijos en la clase de Religión, “pues –afirma- una
buena formación religiosa y moral es la mejor herencia que pueden
dejarles”. Mons. Asenjo Pelegrina extiende esta invitación a los jóvenes
que cursan bachillerato y que están en situación de optar por sí
mismos. El prelado hace este anuncio cuando comienza el plazo de reserva
de plaza en los colegios públicos o privados de cara al próximo curso
escolar.
Recuerda
que se trata de “un derecho fundamental que os garantiza la
Constitución Española y los acuerdos suscritos entre la Santa Sede y el
Estado español. No se trata, pues, de un privilegio que se concede a los
católicos, ni de una concesión graciosa del Estado. Como reconoce
nuestra Carta Magna, los padres tienen el derecho inalienable de elegir
el tipo de educación que desean para sus hijos, sobre todo en el plano
moral y religioso, derecho que los poderes públicos no pueden ni limitar
ni suprimir sin incurrir en una arbitrariedad injustificable en un
Estado democrático”.
Un derecho “sin recortes horarios o trabas que discriminan”
Subraya el arzobispo que los padres y los alumnos tienen derecho a que
la enseñanza religiosa escolar se imparta “en condiciones análogas a las
de las demás áreas, sin introducir limitaciones, recortes horarios o
trabas que discriminan la impartición de esta enseñanza, que en
ocasiones –añade mons. Asenjo- dan la impresión de querer asfixiarla,
presentándola como si fuera una materia marginal y un peso añadido a la
carga curricular”.
Destaca el hecho de que tres de cada cuatro alumnos de la enseñanza
pública opten por la clase de religión, y sale al paso de quienes
afirman que esta asignatura aporta un conocimiento cultural o histórico.
El arzobispo señala que este argumento es válido pero no el único ni el
más importante. Y en este sentido subraya que la asignatura de Religión
procura “una sólida educación en los valores religiosos y morales”, y
“brinda a los alumnos el encuentro con Cristo”. Al hilo de esto, mons.
Asenjo afirma que “en el momento actual, cuando nuestra sociedad mira
con preocupación la pérdida de valores morales y sociales de una parte
de nuestra juventud (…), es más urgente que nunca ofrecer a nuestros
niños y jóvenes una sólida educación en los valores religiosos y
morales. Esto –concluye- es lo que puede ofrecer la enseñanza religiosa
en la escuela, dentro del horario escolar y con la metodología propia de
la enseñanza académica”.
Fuente: www.archisevilla.org
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