Hoy Miércoles de Ceniza, día de ayuno, abstinencia y oración, iniciamos un tiempo t¡litúrgico de preparación para la celebración de los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor: la Cuaresma. Con la imposición de las
cenizas, se inicia una estación espiritual particularmente
relevante para todo cristiano que quiera prepararse dignamente
para la vivir el Misterio Pascual. Reproducimos a continuación un texto extraído de la revista Ecclesia sobre el significado de la ceniza en el día en que inicamos el tiempo de conversión de la Cuaresma.
Foto: Aci Prensa |
CENIZA ES disfrutar
siendo hombres y mujeres sin deseo alguno de ser como dioses.
CENIZA ES mirar hacia
atrás y, con humildad, reconocer que no todo en nuestra existencia son aciertos.
CENIZA ES convertirnos
con la fuerza del evangelio y no dejarnos llevar por el relativismo de la
palabrería del mundo.
CENIZA ES intentar
cortar con situaciones de frialdad divinas y humanas. Respecto a Dios (a veces
lo hemos desterrado a los sótanos de nuestra existencia) y respecto a las
personas (somos calculadores y excesivamente egoístas).
CENIZA ES silenciar los
ruidos de una sociedad consumista para escuchar los ecos de la presencia de un
Señor que, con su cruz, habla sin demasiadas palabras.
CENIZA ES un camino
hacia la Pascua. No nos quedamos bajo el peso de la cruz sino que, con ella,
queremos ser alzados con el triunfo que nos trae la Pasión, Muerte y
Resurrección de Cristo.
CENIZA ES dar el
espacio que merece a nuestra fe. Una fe intimista y cerrada entre muros no es
profética. Cristo se lleva su cruz pero es bueno que, los que nos rodean, nos
vean empujarla y apostar fuerte por ella.
CENIZA ES apretarnos un
poco el cinturón de la fe. La comodidad, el todo vale, la pereza, los interrogantes
por sistema, la timidez apostólica o la falta de ilusión no ayudan en nada a
nuestras convicciones cristianas.
CENIZA ES sentirnos
llamados a formar parte, una y otra vez, del Pueblo de Dios. Marchamos hacia
adelante soñando y luchando por esa Ciudad Eterna. “El Señor no ha venido a
darnos clases de cortesía, sino a salvarnos” (Papa Francisco).
CENIZA ES mucho más que
rito y polvo. Es un antes y un después. Puede ser una línea de salida para
intentar no sólo cumplir con preceptos sino en avanzar en el conocimiento e
identificación total con el Señor.
CENIZA ES cerrar los
ojos de nuestro rostro y abrir los del alma.
CENIZA ES purificar y
consolidar el camino de nuestra fe con la ayuda de la eucaristía, la caridad y
la reflexión de la Palabra del Señor.
CENIZA ES apartarnos de
todo aquello que nos tienta a ser mediocres, estériles y débiles en el
seguimiento a Jesús.
CENIZA ES dejar que,
las brasas de la fe, quemen todo aquello que nos distancia del Evangelio para
hacer más fecunda nuestra vida.
CENIZA ES escucha y
contemplación, es silencio y es oración, es salir al encuentro del otro y de
uno mismo.
CENIZA ES ser
conscientes de que somos limitados. De que, sólo Dios, es Dios y que somos
débil masa llamados a ser edificio espiritual en medio del desnortado mundo.
Francisco Javier Leoz Ventura, Pbro.
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