Para todas aquellas personas que el próximo sábado participen en
la peregrinación que nuestra Hermandad tiene previsto realizar a la Basílica de
Nuestro Padre Jesús del Gran Poder,
facilitamos a través de esta entrada la guía espiritual del peregrino editada
con motivo del Jubileo de la Misericordia.
Es deseo del papa Francisco al convocar este año de la
Misericordia, que sea para todos una experiencia viva de la cercanía del Padre,
como si se quisiese tocar con la mano su ternura, para que se fortalezca la fe
de cada creyente y, así, el testimonio de todos sea cada vez más eficaz.
Desde esta guía se nos propone una ayuda para reflexionar sobre la misericordia de Dios. A través de la misma, se pretenden dar las pautas necesarias para ganar el jubileo, y facilitarnos tener una fuerte experiencia de encuentro con el Señor mediante la oración y meditación de algunos puntos que presentamos.
Para
ganar el jubileo es necesario:
• Hacer una breve peregrinación a algún templo jubilar.
• Hacer una breve peregrinación a algún templo jubilar.
•
Estar libre de pecados, por tanto, confesar los pecados acercándose al
Sacramento de la Reconciliación.
•
Participar en la celebración de la Eucaristía.
• Rezar por las intenciones del Papa.
• Rezar por las intenciones del Papa.
Les invitamos a acceder al siguiente enlace a través del cual
pueden descargar e imprimir este documento editado por la Archidiócesis de
Sevilla.
A través del siguiente enlace pueden acceder a la web diseñada
expresamente por la Archidiócesis de Sevilla para la celebración del Jubileo de
la Misericordia. Recomendamos su visita para preparar debidamente la peregrinación
del próximo sábado:
Oración del Papa Francisco para el Año de la Misericordia
Señor
Jesucristo,
tú nos has enseñado a ser misericordiosos como el Padre del cielo,
y nos has dicho que quien te ve, lo ve también a Él.
Muéstranos tu rostro y obtendremos la salvación.
Tu mirada llena de amor liberó a Zaqueo y a Mateo de la esclavitud del dinero;
tú nos has enseñado a ser misericordiosos como el Padre del cielo,
y nos has dicho que quien te ve, lo ve también a Él.
Muéstranos tu rostro y obtendremos la salvación.
Tu mirada llena de amor liberó a Zaqueo y a Mateo de la esclavitud del dinero;
a la adúltera
y a la Magdalena de buscar la felicidad solamente
en una creatura; hizo llorar a Pedro luego de la traición,
en una creatura; hizo llorar a Pedro luego de la traición,
y aseguró el
Paraíso al ladrón arrepentido.
Haz que cada uno de nosotros escuche como propia
Haz que cada uno de nosotros escuche como propia
la palabra
que dijiste a la samaritana: ¡Si conocieras el don de Dios!
Tú eres el rostro visible del Padre invisible,
Tú eres el rostro visible del Padre invisible,
del Dios que
manifiesta su omnipotencia sobre todo con el perdón y la misericordia: haz que,
en el mundo, la Iglesia sea el rostro visible de Ti,
su Señor,
resucitado y glorioso.
Tú has querido que también tus ministros fueran revestidos de debilidad
para que sientan sincera compasión por los que se encuentran
Tú has querido que también tus ministros fueran revestidos de debilidad
para que sientan sincera compasión por los que se encuentran
en la
ignorancia o en el error: haz que quien se acerque a uno de ellos
se sienta
esperado, amado y perdonado por Dios.
Manda tu Espíritu y conságranos a todos con su unción para que el
Jubileo de la Misericordia sea un año de gracia del Señor y tu Iglesia pueda,
Manda tu Espíritu y conságranos a todos con su unción para que el
Jubileo de la Misericordia sea un año de gracia del Señor y tu Iglesia pueda,
con renovado
entusiasmo, llevar la Buena Nueva a los pobres,
proclamar la libertad a los prisioneros y oprimidos y restituir la vista a los ciegos.
Te lo pedimos por intercesión de María, Madre de la Misericordia, a Ti
que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
proclamar la libertad a los prisioneros y oprimidos y restituir la vista a los ciegos.
Te lo pedimos por intercesión de María, Madre de la Misericordia, a Ti
que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
Amén.
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