Foto: Archivo Grupo Joven. Camino de Santiago. 2002. |
En la pasada convivencia de grupos jóvenes celebrada en nuestra iglesia de San Roque, pude percatarme de la necesidad de muchos jóvenes cofrades de profundizar en la fe, conocer la liturgia, celebrar con eficacia los sacramentos y encontrar espacios donde compartir sus inquietudes. Es una realidad del joven de hoy, cuanto más si muchos no tienen puntos de referencia estables para construir su vida, sintiéndose así profundamente inseguros. La respuesta está en edificar sobre roca, desde las primeras raíces de la familia, los padres, la cultura heredada para llegar al encuentro personal con Jesucristo.
Sin duda, para el joven pingüino, el Grupo Joven constituye el medio eficaz para echar raíces de fe y descubrir su vocación personal y producir su carisma. Recuerdo con cariño aquélla primera Jornada Mundial celebrada en nuestro país, en Santiago de Compostela, en el ya lejano 1989. Cómo el Grupo Joven nos dispusimos a prepararla con convivencias, reflexiones y una enorme pancarta que colgamos de la portada de la Iglesia –y que unos energúmenos la destrozaron tras un concierto de rock-.
Es fácil caer en el activismo espontáneo y pasajero, como la mayoría de las asociaciones juveniles hacen, pero el Grupo Joven del Santo Entierro va a cumplir 25 años y eso no se improvisa ni es flor de un día. Nos decía Pepe Quirós, compañero de tantos encuentros, que el joven debe cimentar su vida en torno a las tres “P”: Proyecto, Pasión y Paciencia. Para los que queremos fundamentar nuestra existencia en torno al ideal del Evangelio lo tenemos claro, aquélla pancarta decía “Jesucristo: el camino, la verdad y la vida”…
Francisco Jiménez Maldonado
Publicado en el Boletín de la Hermandad
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