martes, 28 de enero de 2014

“Igualá” de la cuadrilla de costaleros del Señor de la Sagrada Entrada en Jerusalén

El próximo viernes 31 de enero a las 21:00 horas, tendrá lugar en la Iglesia de San Roque la "igualá" general de la cuadrilla de costaleros de Nuestro Sagrado Titular el Señor de la Sagrada Entrada en Jerusalén.

Foto: Samuel Amador

lunes, 27 de enero de 2014

Conciertos de Cuaresma en la Iglesia de San Roque

A lo largo de la próxima Cuaresma, la Hermandad tiene previsto celebrar en su sede canónica -la Iglesia de San Roque- un ciclo de conciertos de marchas procesionales a cargo de las distintas formaciones muscales que en su Estación de Penitencia acompañan a Nuestros Sagrados Titulares.


Agrupación Musical Nuestra Señora de la Victoria. Arahal

Banda de Música Castillo de la Mota. Marchena

Banda de Música Municipal. Arahal


Por su parte, el concierto de la Agrupación Musical Nuestra Señora de laVictoria, tendrá lugar (D.m.)-como viene siendo habitual- el segundo domingo de Cuaresma al mediodía, en esta ocasión el día 16 de marzo. En el mismo, esta formación musical que cada Domingo de Ramos acompaña al Señor de la Sagrada Entrada en Jerusalén, tiene previsto  hacer entrega de los "Premios Victoria" que en esta primera ocasión recayeron sobre Cáritas de Arahal y nuestro Hermano Mayor don José Matute Crespo, como ya comentamos en el blog.

Conforme avancen los días, iremos concretando las fechas de los conciertos de las dos bandas de música que acompañan el Viernes Santo a Nuestros Titulares así como de otros actos que la Hermandad tiene previsto celebrar próximamente. 

jueves, 23 de enero de 2014

Mensaje del Papa Francisco para la 48ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales

Esta mañana se presentó en el Vaticano el mensaje del Papa Francisco para la 48º Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, bajo el lema “La Comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro”. A continuación, presentamos el texto íntegro del Santo Padre:


VATICANO, 23 Ene. 14 / 10:48 am (ACI)

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy vivimos en un mundo que se va haciendo cada vez más «pequeño»; por lo tanto, parece que debería ser más fácil estar cerca los unos de los otros. El desarrollo de los transportes y de las tecnologías de la comunicación nos acerca, conectándonos mejor, y la globalización nos hace interdependientes. Sin embargo, en la humanidad aún quedan divisiones, a veces muy marcadas. A nivel global vemos la escandalosa distancia entre el lujo de los más ricos y la miseria de los más pobres. A menudo basta caminar por una ciudad para ver el contraste entre la gente que vive en las aceras y la luz resplandeciente de las tiendas.

Nos hemos acostumbrado tanto a ello que ya no nos llama la atención. El mundo sufre numerosas formas de exclusión, marginación y pobreza; así como de conflictos en los que se mezclan causas económicas, políticas, ideológicas y también, desgraciadamente, religiosas.
En este mundo, los medios de comunicación pueden ayudar a que nos sintamos más cercanos los unos de los otros, a que percibamos un renovado sentido de unidad de la familia humana que nos impulse a la solidaridad y al compromiso serio por una vida más digna para todos. Comunicar bien nos ayuda a conocernos mejor entre nosotros, a estar más unidos. Los muros que nos dividen solamente se pueden superar si estamos dispuestos a escuchar y a aprender los unos de los otros. Necesitamos resolver las diferencias mediante formas de diálogo que nos permitan crecer en la comprensión y el respeto.

La cultura del encuentro requiere que estemos dispuestos no sólo a dar, sino también a recibir de los otros. Los medios de comunicación pueden ayudarnos en esta tarea, especialmente hoy, cuando las redes de la comunicación humana han alcanzado niveles de desarrollo inauditos. En particular, Internet puede ofrecer mayores posibilidades de encuentro y de solidaridad entre todos; y esto es algo bueno, es un don de Dios.

Sin embargo, también existen aspectos problemáticos: la velocidad con la que se suceden las informaciones supera nuestra capacidad de reflexión y de juicio, y no permite una expresión mesurada y correcta de uno mismo. La variedad de las opiniones expresadas puede ser percibida como una riqueza, pero también es posible encerrarse en una esfera hecha de informaciones que sólo correspondan a nuestras expectativas e ideas, o incluso a determinados intereses políticos y económicos.

El mundo de la comunicación puede ayudarnos a crecer o, por el contrario, a desorientarnos. El deseo de conexión digital puede terminar por aislarnos de nuestro prójimo, de las personas que tenemos al lado. Sin olvidar que quienes no acceden a estos medios de comunicación social –por tantos motivos-, corren el riesgo de quedar excluidos.

Estos límites son reales, pero no justifican un rechazo de los medios de comunicación social; más bien nos recuerdan que la comunicación es, en definitiva, una conquista más humana que tecnológica. Entonces, ¿qué es lo que nos ayuda a crecer en humanidad y en comprensión recíproca en el mundo digital? Por ejemplo, tenemos que recuperar un cierto sentido de lentitud y de calma. Esto requiere tiempo y capacidad de guardar silencio para escuchar.

Necesitamos ser pacientes si queremos entender a quien es distinto de nosotros: la persona se expresa con plenitud no cuando se ve simplemente tolerada, sino cuando percibe que es verdaderamente acogida. Si tenemos el genuino deseo de escuchar a los otros, entonces aprenderemos a mirar el mundo con ojos distintos y a apreciar la experiencia humana tal y como se manifiesta en las distintas culturas y tradiciones. Pero también sabremos apreciar mejor los grandes valores inspirados desde el cristianismo, por ejemplo, la visión del hombre como persona, el matrimonio y la familia, la distinción entre la esfera religiosa y la esfera política, los principios de solidaridad y subsidiaridad, entre otros.

Entonces, ¿cómo se puede poner la comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro? Para nosotros, discípulos del Señor, ¿qué significa encontrar una persona según el Evangelio? ¿Es posible, aun a pesar de nuestros límites y pecados, estar verdaderamente cerca los unos de los otros? Estas preguntas se resumen en la que un escriba, es decir un comunicador, le dirigió un día a Jesús: «¿Quién es mi prójimo?» (Lc. 10,29).

La pregunta nos ayuda a entender la comunicación en términos de proximidad. Podríamos traducirla así: ¿cómo se manifiesta la «proximidad» en el uso de los medios de comunicación y en el nuevo ambiente creado por la tecnología digital? Descubro una respuesta en la parábola del buen samaritano, que es también una parábola del comunicador. En efecto, quien comunica se hace prójimo, cercano. El buen samaritano no sólo se acerca, sino que se hace cargo del hombre medio muerto que encuentra al borde del camino. Jesús invierte la perspectiva: no se trata de reconocer al otro como mi semejante, sino de ser capaz de hacerme semejante al otro. Comunicar significa, por tanto, tomar conciencia de que somos humanos, hijos de Dios. Me gusta definir este poder de la comunicación como «proximidad».

Cuando la comunicación tiene como objetivo preponderante inducir al consumo o a la manipulación de las personas, nos encontramos ante una agresión violenta como la que sufrió el hombre apaleado por los bandidos y abandonado al borde del camino, como leemos en la parábola. El levita y el sacerdote no ven en él a su prójimo, sino a un extraño de quien es mejor alejarse. En aquel tiempo, lo que les condicionaba eran las leyes de la purificación ritual. Hoy corremos el riesgo de que algunos medios nos condicionen hasta el punto de hacernos ignorar a nuestro prójimo real.

No basta pasar por las «calles» digitales, es decir simplemente estar conectados: es necesario que la conexión vaya acompañada de un verdadero encuentro. No podemos vivir solos, encerrados en nosotros mismos. Necesitamos amar y ser amados. Necesitamos ternura. Las estrategias comunicativas no garantizan la belleza, la bondad y la verdad de la comunicación. El mundo de los medios de comunicación no puede ser ajeno de la preocupación por la humanidad, sino que está llamado a expresar también ternura. La red digital puede ser un lugar rico en humanidad: no una red de cables, sino de personas humanas. La neutralidad de los medios de comunicación es aparente: sólo quien comunica poniéndose en juego a sí mismo puede representar un punto de referencia. El compromiso personal es la raíz misma de la fiabilidad de un comunicador. Precisamente por eso el testimonio cristiano, gracias a la red, puede alcanzar las periferias existenciales.

Lo repito a menudo: entre una Iglesia accidentada por salir a la calle y una Iglesia enferma de autoreferencialidad, prefiero sin duda la primera. Y las calles del mundo son el lugar donde la gente vive, donde es accesible efectiva y afectivamente. Entre estas calles también se encuentran las digitales, pobladas de humanidad, a menudo herida: hombres y mujeres que buscan una salvación o una esperanza. Gracias también a las redes, el mensaje cristiano puede viajar «hasta los confines de la tierra» (Hch. 1,8). Abrir las puertas de las iglesias significa abrirlas asimismo en el mundo digital, tanto para que la gente entre, en cualquier condición de vida en la que se encuentre, como para que el Evangelio pueda cruzar el umbral del templo y salir al encuentro de todos. Estamos llamados a dar testimonio de una Iglesia que sea la casa de todos. ¿Somos capaces de comunicar este rostro de la Iglesia? La comunicación contribuye a dar forma a la vocación misionera de toda la Iglesia; y las redes sociales son hoy uno de los lugares donde vivir esta vocación redescubriendo la belleza de la fe, la belleza del encuentro con Cristo. También en el contexto de la comunicación sirve una Iglesia que logre llevar calor y encender los corazones.

No se ofrece un testimonio cristiano bombardeando mensajes religiosos, sino con la voluntad de donarse a los demás «a través de la disponibilidad para responder pacientemente y con respeto a sus preguntas y sus dudas en el camino de búsqueda de la verdad y del sentido de la existencia humana» (BENEDICTO XVI, Mensaje para la XLVII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 2013).

Pensemos en el episodio de los discípulos de Emaús. Es necesario saber entrar en diálogo con los hombres y las mujeres de hoy para entender sus expectativas, sus dudas, sus esperanzas, y poder ofrecerles el Evangelio, es decir Jesucristo, Dios hecho hombre, muerto y resucitado para liberarnos del pecado y de la muerte. Este desafío requiere profundidad, atención a la vida, sensibilidad espiritual. Dialogar significa estar convencidos de que el otro tiene algo bueno que decir, acoger su punto de vista, sus propuestas. Dialogar no significa renunciar a las propias ideas y tradiciones, sino a la pretensión de que sean únicas y absolutas.

Que la imagen del buen samaritano que venda las heridas del hombre apaleado, versando sobre ellas aceite y vino, nos sirva como guía. Que nuestra comunicación sea aceite perfumado para el dolor y vino bueno para la alegría. Que nuestra luminosidad no provenga de trucos o efectos especiales, sino de acercarnos, con amor y con ternura, a quien encontramos herido en el camino. No tengan miedo de hacerse ciudadanos del mundo digital.
El interés y la presencia de la Iglesia en el mundo de la comunicación son importantes para dialogar con el hombre de hoy y llevarlo al encuentro con Cristo: una Iglesia que acompaña en el camino sabe ponerse en camino con todos. En este contexto, la revolución de los medios de comunicación y de la información constituye un desafío grande y apasionante que requiere energías renovadas y una imaginación nueva para transmitir a los demás la belleza de Dios.

miércoles, 22 de enero de 2014

Galería. La Santísima Virgen de los Dolores en Tiempo Ordinario

 
 
 
Fotos: Andrés García - Jorge Hidalgo

sábado, 18 de enero de 2014

"Igualá" de la cuadrilla de costaleros de la Santísima Virgen de los Dolores

El próximo domingo 26 de enero a las 10:30 horas, tendrá lugar en la Iglesia de San Roque la "igualá" general de la cuadrilla de costaleros de Nuestra Sagrada Titular la Santísima Virgen de los Dolores.

Foto: Andrés García

jueves, 9 de enero de 2014

El Proyecto Raquel en la Archidiócesis de Sevilla

Dentro de los servicios pastorales de la Delegación Diocesana Familia y Vida, el pasado mes de septiembre se implantó en nuestra Archidiócesis el "Proyecto Raquel", como apostolado diocesano para la curación de las personas con trauma post-aborto. Se trata de una iniciativa surgida en los Estados Unidos, que también el Papa Francisco acogió en su Archidiócesis de Buenos Aires. A continuación les mostramos la carta pastoral que nuestro Arzobispo don Juan José dedicaba a este proyecto.


Queridos hermanos y hermanas:

El feminismo radical, alumbrado a principios del siglo XX, y sobre todo a raíz del Mayo francés de 1968, ha hecho creer a muchos que la promoción de la mujer pasa por liberarla de su vinculación excesiva a la maternidad.

Quienes así piensan, defienden el aborto, acusan a la Iglesia de ser enemiga de la libertad de la mujer y de ser un freno en su proceso de liberación. Estamos ante una falsedad palmaria, pues la Iglesia, además de defender la vida del no nacido, quiere defender también a las mujeres, las segundas víctimas del drama del aborto. Efectivamente, el aborto no sólo es un homicidio, sino que también es una especie de suicidio moral, que hiere el alma de todos los que están involucrados en él.

El aborto fue despenalizado en España en el año 1985. Una de las mayores incógnitas de estos veintiocho años es saber qué ha sido del millón doscientas mil  mujeres que han abortado. ¿La decisión de abortar ha sido un camino de liberación y de bienestar psicológico o, por el contrario, ha producido una herida que no consiguen cicatrizar? ¿El aborto fue la solución o se ha creado después un problema mayor? Las Administraciones públicas, estatales o autonómicas, no han reparado en estas cuestiones vitales. Silencian o simplemente pasan por alto un tema que ciertamente no es menor.

Según estadísticas fiables, más del 90% de los 120.000 abortos realizados en España en 2012, se ampararon en el supuesto de peligro para la salud psicológica de la madre. Sin embargo, los datos científicos demuestran que el aborto, en vez de mejorar la salud mental de la mujer, ocasiona casi siempre gravísimos trastornos psicológicos. Son muchas las mujeres que buscando su liberación y bienestar psíquico recurriendo al aborto, realizado éste, experimentan que su felicidad murió junto con su hijo. Por ello, son de agradecer las conclusiones de la investigadora española Carmen Gómez Lavín, médico psiquiatra, que desde 1994, casi en solitario, se ha ocupado de investigar el llamado “síndrome postaborto”. De sus investigaciones se deduce que el 40% de las mujeres que han abortado ha pensado en suicidarse. El número de suicidios que se da entre estas mujeres es entre seis y siete veces mayor que el de las mujeres que dan a luz. El  80% sufre síntomas depresivos, el 40% sufren trastornos de la sexualidad, el 60%, alteraciones de la conducta y el 70%, irritabilidad.

Precisamente por ello, la Delegación Diocesana de Familia y Vida, con el apoyo explícito de un servidor y del señor Obispo auxiliar, ha creado una pequeña estructura para la sanación y reconciliación de las mujeres que sienten en su corazón el peso terrible del aborto provocado y sufren un dolor autodestructivo del que no son capaces de liberarse y para el que no encuentran redención. Queremos reproducir el llamado “Proyecto Raquel”, una iniciativa surgida en los Estados Unidos, que también el Papa Francisco acogió en su Archidiócesis de Buenos Aires. El nombre de este proyecto está tomado de un pasaje del profeta Jeremías: “Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos, y rehúsa el consuelo, porque ya no viven” (Jeremías 31, 15).

A las mujeres que han tenido la desgracia de abortar, eliminando la vida de su propio hijo, con el Papa Juan Pablo II en la encíclica Evangelium Vitae, les decimos: “No os dejéis vencer por el  desánimo y no abandonéis la esperanza… El Padre de toda misericordia os espera para ofreceros su perdón y su paz en el sacramento de la reconciliación”. Con el Papa Benedicto XVI les aseguramos que “la Iglesia tiene el deber primario de acercarse a estas personas con amor y delicadeza, con solicitud y atención materna, para anunciarles la cercanía misericordiosa de Dios en Jesucristo”.

El “Proyecto Raquel” es una apuesta por la sanación de las profundas heridas de la mujer que ha abortado. Para poder perdonarse a sí misma por los errores cometidos es necesario que comprenda primero la verdad y gravedad de lo sucedido y pida perdón a Dios, autor de la vida, y también al hijo a quien eliminó injustamente, y que desde el seno de Dios, intercede por la conversión y sanación de sus padres. Se trata de reconciliarse con la vida, desde la experiencia que supone afrontar lo que ocurrió, experimentando al mismo tiempo la misericordia infinita de Dios, mirando la vida de un modo nuevo y poniendo  al Señor en el centro de su corazón.

En el mes de septiembre comenzaba en nuestra Archidiócesis el “Proyecto Raquel” ofreciendo ayuda espiritual, psicológica y psiquiátrica si fuera necesario. Puede encontrarse información en www.proyecto-raquel.com. Para recabar ayuda se puede acudir al siguiente correo: proyectoraquel@archisevilla.org, o al teléfono 616.88.70.50. Se garantiza las más absoluta confidencialidad.

Concluyo mi carta semanal encomendando al Señor los frutos de este proyecto y saludando y bendiciendo fraternalmente a todos.

+ Juan José Asenjo Pelegrina
Arzobispo de Sevilla

lunes, 6 de enero de 2014

En la Epifanía del Señor

Queridos hermanos y hermanas:

El pasado 1 de enero, celebrábamos la solemnidad de Santa María Madre de Dios, iniciando así el año nuevo de la mano y con la compañía de la Virgen, cuyo papel es insustituible en el misterio de la Navidad. A ella, la Virgen fiel, que hace posible la encarnación del Señor, le pido para todos los fieles de la Archidiócesis que el año 2014 sea verdaderamente un año de gracia, de auténtica renovación de nuestra vida cristiana y de nuestro compromiso apostólico, un año de fidelidad, de fecundidad espiritual y de servicio a los pobres. Con palabras de la primera lectura de la Eucaristía de dicha fiesta, os deseo a todos que en el nuevo año, “el Señor os bendiga y os proteja, ilumine su rostro sobre vosotros y os conceda su favor; [que] el Señor se fije en vosotros y os conceda la paz”.

El próximo lunes celebraremos la solemnidad de la Epifanía del Señor. Epifanía significa manifestación de Dios. En la Historia de la Salvación, Dios se ha ido manifestando paulatinamente. Al principio, a través de signos materiales. Después se revela por medio de los profetas. Con la encarnación, comienza la manifestación plena de Dios a la humanidad. Desde entonces nos habla, se nos hace cercano y accesible por medio de su Hijo, igual a Él en esencia y dignidad, reflejo de su gloria e impronta de su ser. Él es su Verbo, el origen y causa de todo lo que existe, la vida y la luz verdadera que alumbra a todo hombre que viene a este mundo. Él es la Palabra eterna del Padre que en la Nochebuena se ha hecho carne y ha plantado su tienda entre nosotros.

La Adoración de los Reyes Magos. Gentile da Fabrano, 1423
En esta Navidad nos hemos acercado con piedad infinita a Belén para contemplar al Niño en el pesebre. Y hemos comprobado que el Hijo eterno de Dios se ha hecho hombre verdadero, con nombre y apellidos, con una genealogía, un lugar de nacimiento y una familia tan sencilla como extraordinaria. Nos lo ha repetido sin cesar la liturgia de esos días, “El verbo se ha hecho carne”. El que no tenía carne, el que era puro espíritu inmaterial, asume nuestra carne. Se despoja de su rango y toma la condición de esclavo pasando por uno de tantos. Deja el seno cálido del Padre y emprende el duro camino de los hombres. Se hace, como escribe San Juan de Ávila, romero y peregrino. Vive en la intemperie y el desierto. No pasa de puntillas junto a nosotros. Asume nuestra naturaleza con todas sus consecuencias, excepto el pecado, sin rehusar la debilidad y la fragilidad del ser humano.

Por amor a cada uno de nosotros, rompe los cálculos de una ley de mínimos, hasta dejarse crucificar. Para que nosotros después administremos con cuentagotas nuestra generosidad, nuestra entrega al Señor y a los hermanos. Por ello, la única actitud posible en estos días es la adoración rendida ante el Dios que se despoja de su rango y se hace niño, como hacen los pastores y los Magos, y la gratitud inmensa ante el amor inaudito de Dios, sin límites ni tasas.
En este día de la Epifanía alabamos a Dios que se hace el encontradizo con nosotros por medio de su Verbo y, llenos de emoción, exclamamos con el profeta Isaías: “Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que pregona la buena nueva, que pregona la victoria, que dice a Sion: Tu Dios es Rey”.

En su nacimiento histórico Jesús se manifestó primero al pueblo de Israel representado por José, María y los pastores. Pero el Señor vino para toda la humanidad, representada por los Magos de Oriente. Estos personajes originarios de culturas distintas de la de Israel, simbolizan la voluntad salvífica universal de Dios en la encarnación y el nacimiento de su Hijo. Por ello, la Epifanía, manifestación de Dios a los pueblos gentiles, es nuestra fiesta. El misterio revelado en primer término a los más íntimos y cercanos, se abre a todos los hombres. Que en esta nueva Epifanía, agradezcamos al Señor el don de la fe que recibimos el día de nuestro bautismo, la auténtica y verdadera manifestación de Dios en nuestras vidas.

La Epifanía, junto con Pentecostés, es la gran fiesta de la misión universal de la Iglesia, una fiesta de una intensa tonalidad apostólica y misionera. La mejor manera de agradecer a Dios su manifestación en Jesucristo y el regalo de la fe es renovar nuestro compromiso misionero, de modo que la manifestación que comenzó con la adoración de los Magos, siga extendiéndose al mundo entero con nuestra colaboración, con nuestra palabra y con nuestro testimonio, compartiendo con nuestros hijos, nietos, amigos, vecinos y compañeros de trabajo la buena noticia del amor de Dios, ese amor incondicional, gratuito y misericordioso que se nos ha manifestado en Jesucristo.

Para todos, mi saludo fraterno y mi bendición. Feliz día de Reyes.

+ Juan José Asenjo Pelegrina
Arzobispo de Sevilla

domingo, 5 de enero de 2014

Enero. Misa de Hermandad


El próximo jueves 9 de enero, se celebra en la Iglesia de San Roque a las 20:00 horas, Misa de Hermandad por el eterno descanso de los hermanos difuntos de la misma. A las 19:30 horas, rezo del Santo Rosario a la Santísima Virgen de los Dolores. 

Aprovechamos para recordar que todos los viernes en horario de 18:30 a 21:00 horas, la Iglesia de San  Roque permanece abierta para que todos los fieles y devotos puedan orar ante Nuestros Sagrados Titulares.

jueves, 2 de enero de 2014

Galería. Visita a la residencia de la 3ª edad "Madre Encarnación"

Fotos: Archivo Hermandad