domingo, 18 de marzo de 2012

La Pasión de Jesucristo desde el punto de vista de la medicina

Al contemplar las magníficas representaciones de la Pasión en nuestros pasos de Semana Santa, causa impresión el tremendo sufrimiento que debió padecer Jesús de Nazareth en las aproximadamente 20 horas que transcurrieron desde su prendimiento hasta su muerte. En este artículo, recopilado de estudios suficientemente conocidos, se puede apreciar como el cuerpo de Jesús soporta tremendos castigos no solo físicos sino también psíquicos, ya que, el Mesías fue abandonado por sus discípulos e incluso por Dios Padre, y Él sabía todo lo que iba a suceder: su muerte en la cruz para salvar al hombre.
Foto: Antonio Bohórquez
“Y sudó gruesas gotas de sangre” (Lucas 22,45)
Los primeros signos físicos de sufrimiento aparecen en el Huerto de Getsemaní, todos hemos leído que sudo sangre ¿es esto posible?... aunque es muy raro es un fenómeno bien conocido por la ciencia médica.

El sudar sangre o hemohidrosis se produce excepcionalmente y se necesita un debilitamiento físico con un alto nivel de estrés emocional, lo que provoca un aumento de la tensión arterial y la congestión de los vasos sanguíneos de la cara, debido a esto se pueden producir pequeñas hemorragias en los capilares de la membrana basal de la piel muchos de ellos adyacentes a las glándulas sudoríparas, el sudor y la sangre se mezclan brotando de la piel. Esta es la primera perdida de líquidos corporales (aproximadamente 200 ml.) que experimenta Jesús y que contribuye a debilitarlo, porque empieza a deshidratarse.

Después de ser apresado es llevado ante Anás y luego ante Caifás. Ante éste un soldado le golpea por el silencio que mantuvo en el interrogatorio y empiezan los traumas físicos, ya que, es abofeteado, escupido y golpeado por los guardianes de palacio después de vendarle los ojos y burlarse de él. Un soldado le golpea con una vara en la región cigomática (cuenca derecha del ojo) en la mejilla izquierda y labio inferior.

Este hombre lleno de moratones y con la cara hinchada fue llevado ante Poncio Pilato, quien  evita su responsabilidad y lo envía a Herodes Antipas; en estos episodios parece ser que no fue maltratado y solo devuelto ante Pilato que lo condena a ser azotado.

Al reo se le despoja de sus ropas y es atado con sus manos a una columna, la ley judía impedía más de cuarenta azotes, parece ser que le dieron en torno a sesenta latigazos repartidos por los hombros, espalda, región lumbar y los muslos. El látigo (flagrum o flagelum) consistía en correas de cuero con bolas pequeñas de plomo o piedra en las puntas

Estas bolas cortaron la piel hasta el tejido subcutáneo produciendo al principio flujo de sangre de los capilares y venas de la piel, más tarde flujo de sangre arterial en gran cantidad proveniente de los vasos sanguíneos de los músculos.

Los soldados romanos tenían mucho cuidado de no provocar la muerte a los condenados y cesan en el castigo, durante esta agonía es posible que perdiera el conocimiento en varias ocasiones debido al dolor. Le ponen un manto, lo sientan y le colocan una caña entre sus manos, se mofan del que se proclama “Rey de los Judíos“, alguien hunde una corona de espinas en su cabeza provocándole heridas en el cuero cabelludo, región muy vascularizada, y comienza a sangrar profusamente.

Poncio Pilato tras el intento de canje por Barrabás, se lava las manos e implícitamente autoriza la crucifixión.

Marcha hacia el Calvario
La agonía continua y hasta ahora habría perdido hasta un 10% de su sangre, a esto hay que añadir los efectos fisiológicos del estrés, el ayuno y la falta de sueño. Se puede decir que se encuentra en la clase I de shock hipovolémico.

La crucifixión se llevo a cabo en una cruz en forma de T o cruz tau, que constaba de dos partes: una vertical clavada en el suelo (palus o stipes) y otra transversal (patibulum) .Los romanos aprendieron esta práctica de los cartagineses y desarrollaron un alto nivel de habilidad para llevarla a cabo).

Jesús, cargado con el “patibulum”, inicia la marcha hacia el calvario que distaba unos seiscientos metros, el madero pesaba aproximadamente 40 Kg. y mediría entre 1,60 y1,70 metros. Este peso y la debilidad por la deshidratación provocó diversas caídas del condenado con contusiones en las rodillas ( las heridas aparecen con más intensidad en la Sabana Santa en la derecha que en la izquierda); el madero provocaría rozaduras e irritaciones en los hombros.

Tras las caídas, y en estado de shock, Jesús intenta levantarse pero sus músculos no le obedecen, el centurión selecciona un hombre norteafricano de complexión fuerte, Simón de Cirene, para cargar con el patibulum. Libre de peso avanzó lentamente llegando hasta el fin del trayecto y posiblemente cae derrumbado.

Jesús será crucificado en el monte calvario (monte de la calavera) o Gólgota en arameo, que era un sitio público, visible y frecuentado.

La Crucifixión
Ofrecen a Jesús una mezcla de vino con mirra, que es analgésica y así mitigar el dolor. Él la rechaza.

Lo recuestan sobre los hombros en el patibulum e inician la tarea de clavar los clavos, que tienen una sección de 1,5 cm. A golpe de martillazos estos atraviesan las muñecas a nivel del llamado espacio de Desot (Teoría de Barbet). No es posible que fuera en las palmas de las manos ya que de esta forma no podrían haber soportado un peso de aproximadamente de 80 Kg., y las manos se hubieran desgarrado. A nivel del citado espacio anatómico pasa el nervio mediano que debió lesionarse provocando la contracción del pulgar y un intenso dolor.

Para el Dr. Hermosilla, en su estudio en colaboración con el Dr. Ramírez Ollero, debido a la dificultad para no dañar la arquitectura ósea utilizando este método, los clavos debieron entrar por la articulación radio cubital inferior, capaz de aguantar el peso del cuerpo.

Según el testimonio de la Sábana Santa la herida de la muñeca izquierda esta mejor definida, tiene forma oval, sus bordes son netos y dos regueros de sangre brotan oblicuamente de ella.

Ponen al reo de pie y lo obligan a caminar hacia atrás, los verdugos elevan el patibulum, probablemente se ayudan de escaleras y cuerdas para ello, fijándolo al madero vertical; para evitar clavarse la corona de espinas en la nuca debió de inclinar la cabeza hacia delante.

En el caso de los pies resulta “más fácil“, un clavo atraviesa el pie izquierdo entre los huesos Metatarsales, segundo y tercero (interlinea de Lisfrac), después colocan el pie izquierdo sobre el derecho y el mismo clavo atraviesa éste por el mismo punto, con otros martillazos fijan los dos pies al madero, dejando las piernas ligeramente flexionadas.

El dolor de las heridas producidas por los clavos abarca toda la gama y tipos de dolores descritos en medicina: fulgurantes, lacinantes, tenebrantes, contusivos, gravativos, tensivos, constrictivos y pulsátiles.

Llegado este punto, Cristo sufre la sensación permanente de ahogo, además intenta aliviar el dolor intensísimo en las muñecas elevando el cuerpo hacia arriba poniendo su peso al completo sobre los pies, pero no lo consigue, los músculos pectorales están paralizados y los intercostales no reaccionan, inhala aire en los pulmones pero no puede exhalarlo, sufre una sensación permanente de ahogo y finalmente se acumula dióxido de carbono en los pulmones y las vías sanguíneas. La sangre se acumula en la mitad inferior del cuerpo, la tensión arterial cae. El oxígeno no llega a los músculos que sufren contracciones espasmódicas y tetánicas, el diafragma tiende a elevar el epigastrio como defensa para restablecer la circulación y la respiración normal.Finalmente extenuado, van cesando sus movimientos y esta a punto de expirar: “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu”. Jesús ha muerto.

A los crucificados se le quebraban las piernas para asegurar la muerte rápida, con él no hubo necesidad, ya que su muerte fue relativamente rápida.La lanzada era la forma de atestiguar la muerte de un crucificado, Longinos introduce su lanza en el quinto espacio intercostal de manera oblicua por el costado derecho, llego hasta el pericardio y aurícula derecha: “Y al momento salió sangre y agua” ( Juan 19, 34 ). La sangre surgiría de la aurícula, que conectada hacia arriba con la vena cava superior y hacia abajo con la vena cava inferior se encuentra llena de sangre en los cadáveres recientes; el agua probablemente de un derrame del pericardio o de la pleura.

Muchos de estos detalles están estudiados científicamente en la Sabana Santa de Turín, lo que se sabe a ciencia cierta es que aquel hombre de la sábana sufrió un gran castigo físico, fue crucificado y resucitó.

“De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en Él crea no se pierda, sino que tenga la vida eterna“
( Juan 3, 16)

José Luis Nieto Sánchez
Publicado en el Boletín de la Hermandad

BIBLIOGRAFÍA:
LA PASIÓN DE CRISTO VISTA POR UN MEDICO.  Dr. D. Antonio Hermosilla Molina.
LA PASION DE N. S. JESÚS CHRIST SELON LE CHIRUGIEN.  Barbet, P. (1950)  ED. DILLEM. PARIS.
PASÓN Y MUERTE DE CRISTO DESDE EL PUNTO DE VISTA MEDICO. Dr. J. A. Miranda Caraballo.

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